28 diciembre 2010

Muerte a la insatisfacción


¿Tenemos derecho a sentirnos insatisfechos?
Creo que no.

Dado que soy una persona muy introvertida, a pesar de ese vicio de hablar incansablemente durante horas, mi tendencia a "cocerme en mi propia salsa" es elevada. Durante esas horas, que gracias a Dios y a la falta de tiempo en realidad son trayectos en coche; dedico todas mis fuerzas a imaginarme lo que habría pasado si..., lo que podría pasar si..., a racionalizar corazonadas que me obliguen a comerme la cabeza un poco más o a encajar piezas que en realidad no encajan. En otras palabras, que tengo la cabeza como una puerta sin pomo o una taza sin asa. Mejor no darme horas libres, que las jodo. :-D

Con estos precedentes insanos, es fácil imaginar que mi nivel de exigencia, hacia mí y hacia las víctimas que me rodean, es alto. O al menos en apariencia lo es: Dado que me paso la vida en proceso de perdón permanente, en el que cada error me dura 1.3 minutos de constricción y penintencia, y en donde aunque me perdono poco, lo cierto es que no soy capaz de ver mis errores; con lo cual, todo solucionado. No soy intransigente. :-D
Y esta norma es de aplicación a todos aquellos a los que quiero y/o confío.

Sin embargo, debe ser mi educación de nieta de la guerra, existen cosas que "no, porque no", y entre ellas la primera: La insatisfacción no existe.

Seguro que habrá gente insatisfecha por no poder estarlo.

20 diciembre 2010

Ciber-retorno al pasado


Esta noche me he puesto a bucear en el tiempo por medio de google, facebook y otras armas de destrucción masiva a las que soy tan aficionada. Ahí me he encontrado a amiguetes perdidos, mis parroquianos de aldea gallega, mis ex-novios, a los que se han quedado en pijos, y a los aparentemente evolucionados. Recomiendo la experiencia tanto a los que no tengan un carácter especialmente nostálgico, como a todos aquellos que no tengan algún cadáver en la conciencia.
Para mí, que tengo una imaginación bastante desbordada que a menudo confundo con intuición, ver las caras de gente que ya ni recordaba me obliga necesariamente a pensar en lo que serán sus vidas. O lo que es peor, a pensar en lo que podría haber sido la mía.
Para bien y para mal.
Total, he aquí mi nueva esposa de Potifar!


Vuelvo



Estaba esta noche pensando lo mucho que hace que no escribo.
Cada vez que leo un libro de esos que en cada página que pasas sabes que nunca lo vas a poder olvidar, me ocurre lo mismo, me muero de envidia y deseo ser capaz de construir historias así. Sin conseguirlo. :-D
Me vuelvo a blogspot. Necesito un culpable para justificar mi sequía y he decidido que las cosas completas son también complejas. Finalmente, tener que estudiar para tener un almacén de textos, me produce la misma sensación que estos robots de cocina que todo el mundo trata de obligarme a usar: pereza.
Total, seguiré haciendo flanes al baño maría y escribiendo en este almacén rudimentario que publica fotos sin que desaparezcan.
Definitivamente me estoy haciendo vieja. Lógico.