18 diciembre 2012

Sabina y la imaginación masoquista


Absurda sensación esta de tener nostalgia de cosas que no se han vivido. 
¿Qué sentido puede tener que la imaginación nos haga putadas? ¿es insatisfacción sobre lo que tienes? ¿es ensoñación de algo que si hubiese sido vivido no tendría tal valor?

¿Soñar tiene que ser sufrido para ser disfrutado?


He tenido una vida que no he vivido y sin embargo he disfrutado hasta las trancas de la que me ha tocado vivir. Como total sinsentido a medida que pasan los años, echo más de menos lo que nunca disfruté.


Al final, para ahondar en la herida, en los momentos de máximo masoquismo, uno siempre debe volver a Sabina.


De sobra sabes 
Que eres la primera 
Que no miento si juro que daría 
Por ti la vida entera, por ti la vida entera. 
Y sin embargo un rato cada día 
Ya ves 
Te engañaría con cualquiera 
Te cambiaría por cualquiera. 
Mitad arrepentido y encantado 
De haberme conocido, lo confieso 
Tú que tanto has besado tú 

Que me has enseñado 
Sabes mejor que yo 
Que hasta los huesos 
Sólo calan los besos que no has dado 
Los labios del pecado. 

Porque una casa sin ti es una embajada 
El pasillo de un tren de madrugada 
Un laberinto sin luz, ni vino tinto 
Un velo de alquitrán en la mirada. 

Y me envenenan los besos que voy dando 
Y sin embargo cuando duermo sin ti 
Contigo sueño, 
Y con todas si duermes a mi lado, 
Y si te vas me voy por los tejados 
Como un gato sin dueño 
Perdido en el pañuelo de amargura 
Que empaña sin marcharla tu hermosura. 

No debería contarlo y sin embargo 
Cuando pido la llave de un hotel 
Y a medianoche encargo 
Un buen champán francés 
Y cena con velitas para dos 
Siempre es con otra, amor, nunca contigo 
Bien sabes lo que digo. 

Porque una casa sin ti es una oficina 
Un teléfono ardiendo en la cabina 
Una palmera en el museo de cera 
Un exódo de oscuras golondrinas. 

Y me envenenan los besos que voy dando 
Y sinembargo cuando duermo sin ti, 
Contigo sueño. 
Y con todas si duermes a mi lado 
Y si te vas, me voy por los tejados 
Como un gato sin dueño, 
Perdido en el pañuelo de amargura 
Que empaña sin mancharla tu hermosura. 
Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina 
Y baile sin orquesta 
Y ramos de rosas, con espinas 
Pero dos no es igual que uno más uno 
Y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría 
Y al cielo de tu boca el purgatorio 
Y al dormitorio el pan de cada día. 
(repite este último párrafo) 

Y me envenenan los besos que voy dando.