El día de la la lotería. Empieza la Navidad.
Hoy siempre recuerdo a mi abuelo, que cuenta entre sus frases memorables con "nunca sobrevivas a tus hijos" y mi tía murió a los cuarenta y pocos años; con "porque soy un hombre cabal y nunca niego un compromiso" y se pasó toda su vida con una mujer a la que no se si quiso alguna vez; y con "hace tiempo que mi año no depende de la ilusión de la lotería, yo sólo trabajo".
A medida que han pasado los años lo único que me he preguntado es cuando mi abuelo dejó de soñar.
¿Es justo que alguien deje de soñar por la responsabilidad del día a día? ¿Es compatible una hipoteca y un trabajo de 9 a 7 con la ilusión?
Como soy bastante práctica siempre procuro sacar de mi lista de sueños alguna nueva ilusión por trimestre y la verdad, me funciona; pero muchas veces dentro de una isla de pragmatismo me planteo si no será una forma como otra cualquiera de narcotizarse.
Hoy siempre recuerdo a mi abuelo, que cuenta entre sus frases memorables con "nunca sobrevivas a tus hijos" y mi tía murió a los cuarenta y pocos años; con "porque soy un hombre cabal y nunca niego un compromiso" y se pasó toda su vida con una mujer a la que no se si quiso alguna vez; y con "hace tiempo que mi año no depende de la ilusión de la lotería, yo sólo trabajo".
A medida que han pasado los años lo único que me he preguntado es cuando mi abuelo dejó de soñar.
¿Es justo que alguien deje de soñar por la responsabilidad del día a día? ¿Es compatible una hipoteca y un trabajo de 9 a 7 con la ilusión?
Como soy bastante práctica siempre procuro sacar de mi lista de sueños alguna nueva ilusión por trimestre y la verdad, me funciona; pero muchas veces dentro de una isla de pragmatismo me planteo si no será una forma como otra cualquiera de narcotizarse.
En estos días de abuelos y nietos me acuerdo mucho de Teo que ya no tiene la alegría de volver a ver disfrutar al suyo y le deseo una familia llena de niños para volver a encontrar la ilusión.
2 comentarios:
Mi tren cruza ahora mismo un Despeñaperros nevado nevadísimo, hacia una Navidad que sí que será más triste, incluso cuando para mi no es en general una felicidad, por convicción.
Será más triste porque mi abuelo --El Abuelo Manolo--, ya no cortará jamón en tacos para la sopa, ni cocerá gambas para 30, ni se beberá su mosto (del Sevillano, del no apto para niños) hasta que le regañe mi abuela.
Pero al fin, todo seguirá. Antes o después habrá un nieto hablando de como el abuelo --El Abuelo Teo-- se empeñaba en regalarles a todos, al menos una vez, un no sé qué Requiem de no sé qué Mozart grabado por no sé que Karajan.
Pásalo bien Mónica y que tengas un año genial. Y Gracias por acordarte de mí y de mi familia.
Yo también te quiero!
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