28 septiembre 2007

La ficción de la profesionalidad y la mentira colectiva


Me fascinan las mentiras colectivas.

Hace algún tiempo tuve una época en la que leía con verdadero placer cada noticia de sucesos del periódico en la que hubiese un asesinato, sólo por la posilibidad de encontrar un resquicio de justificación del periodista: "Asesinado a balazos en pleno centro de Madrid", subtítulo "La policía investiga un posible ajuste de cuentas".

En otras palabras, moraleja: Se lo merecía, era un narcotraficante.

Usted, noble ciudadano que va todas las mañanas a trabajar para mantener a su familia, nunca jamás le pasará algo semejante, esté tranquilo que estas cosas sólo le pasan a los choris metidos a camellos. ¿Mentira necesaria? Pues no lo se, pero desde luego seguro que mentira colectiva.
Si el mismo razonamiento lo elevo a la enésima potencia, me encuentro con Marx y sin duda "la religión es el opio del pueblo". Porque al fin y al cabo, ¿Dios es una realidad o una mentira colectiva necesaria? Bufff, es viernes por la tarde!

Sin llegar a semejantes extremos , tengo que nombrar a mi buen amigo Borja (al que le va a encantar formar parte de una reflexión en la que Marx está incluido) y a una idea de su absoluta propiedad "la ficción de la profesionalidad".

¿Qué es más importante trabajar o que parecezca que trabajas? ¿Qué es más necesario ser profesional o darle a tu trabajo un "formato" profesionalizado? ¿Alguna de estas posturas es excluyente de la otra?

Cuando las normas se han complicado tanto en los grupos sociales, muchas veces las formas son la pauta del desempeño posterior, el procedimiento es un trabajo en sí mismo y la presentación sin duda, una de las partes más importantes del proyecto.

¿No te gustaría por un momento volver a empezar y sólo "hacer cosas"? Imagínate poder limpiar de capas esta estratificación de normas establecidas, esta pantomima de autoventa permanente.

Al final siempre nos quedará Burning Man!...Una vez al año ;-)


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