01 octubre 2007

Las arrobas en mi mundo medieval


Mis veranos han sido muuuuy leeentos, al menos mientras fui joven.
Los meses de Julio eran la primera fase de una temporada larguíiisiiiima llena de acontecimientos. En aquel entonces los novios, voy a ser indulgente, eran digamos que mensuales; las fiestas diarias y las noches eternas.

Mi veraneo era un veraneo clásico a la "gallega": De Junio a Septiembre, por la mañana playa, por la tarde torneo de tute cabrón y playa y por la noche fiesta. Llueva o no.
El agua si no tienes pozo, a la fuente. La tele con cuernos de dos canales. El pan en Julia cuando salga y hay que dejar la bolsa antes que si no, no te guarda bolo.

Hasta que alguien tenía coche, la fiesta a pie o en la playa. No hacía falta quedar, sólo teníamos un bar, con lo cual, o te llevabas bien o te quedabas en casa. Y lo más importante: sin teléfono.
El detalle nada trivial de no tener teléfono ni fijo ni móvil, le daba a la vida un carácter completamente errático, la suerte era un factor y la inmediatez un imposible.

¿Me encontraré con él esta noche? Hace que se te peguen las paredes del estómago al ver su cara al entrar en un bar.
¿Me responderá al SMS? Menuda mierda de romanticismo a 10 céntimos el mensaje.

Este viaje al pasado me lo ha producido mi nunca suficientemente apreciado periódico (La Voz de Galicia), que es quien me va contando que viví una vida que ya no existe.

Siempre, sin excepción, compro La Voz el sábado y el domingo. Siempre y sin excepción desde que era una niña, leo las esquelas. Creo que es parte de una buena educación. Me parece completamente imperdonable no saber quien nació, quien se casó y sobre todo quien se murió.
La esquela te dice con gran detalle quien es el fiambre, sus hijos, sus nietos, la familia directa y la política...una eficaz herramienta de comunicación.

Toda la vida, se ha dado el pésame en las casas. Con el cuerpo presente. A caja abierta o cerrada.
Salíamos de la casa acompañando a la familia y en coche o andando, todos para la iglesia y cementerio.
Pasaron los años y empezaron a llegar los tanatorios, perdón, el tanatorio de la comarca o de la ciudad pequeña. Y todo el mundo a los hiper-duelos.
Yo que no quiero ir a un tanatorio, no quiero ver a nadie en la urna usada de la muerte de todos. En la cama hasta el hoyo, y de allí a los gusanos. Pero por favor por el camino, no me pongan en un escaparate de rebajas de cadaver.

El domingo entré en shock.

Yo que pensaba que lo del tanatorio era el peor de los cambios posibles.

Me pongo a leer las esquelas y observo un síbolo raro: Maria Jose X (Pepita do Forneiro) a tal edad, sus hijos, blablabla ... @ ... blablabla, la misa... ummmmm

¿ @ ?

Arroba???? Si. Arroba. Se recibe pésame en hogar10@pompascoruna.es (cuidado que es real).

Señores, hasta aquí he llegado. Hago un testamento vital en este momento:
No quiero que me prolonguen la vida ni por un momento de forma innecesaria. No quiero máquinas. Ante la posibilidad de ser una carga para mi familia, eutanasia.
Mi cuerpo: Se donan todos los órganos y el resto, a la ciencia. Los pobres alumnos de las facultades no ven un cadaver hasta acabar la carrera.

Y a los amigos y conocidos: Por favor, no uséis ningún medio electrónico para dar mi pésame, como mucho una llamadita, aunque lo suyo es presentarse, pero bueno, la vida moderna, la falta de tiempo. No os voy a perseguir con mi ollo de vidrio por eso.

Pero Dios, una vez palme, considerad desenchufada la BBerry!

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