12 junio 2009

¿Seremos felices e indocumentados?




Tengo la inmensa suerte de poder evitar que mis hijos estudien en el sistema educativo Español. Y cada día me reafirmo en mi decisión, en su momento muy arriesgada.

Hablando esta tarde con la profesora que me enseña a nadar sin romperme el cuello, después de casi cuarenta años de destrozarme haciendo deporte, me comenta que por las mañanas enseña matemáticas en un curso de secundaria. Hasta ahí todo es normal, pues no espero que la gente viva de dar clases de natación a madres de familia; lo que ya no es tan normal es que lo haga ella, profesional de la natación y licenciada en algo así como Nutrición (me pierdo en las titulaciones modernas, sorry).
Como la cosa me parecía cuando menos curiosa, profundizaba yo en tan extraña situación cuando ella me aclara que en realidad "da clases al curso de dificultades intermedias"...¿umm? ¿dificultades intermedias? (no recuerdo la palabra técnica concreta, ¡que la hay!)
Me explica: Dícese de "dificultades intermedias" a aquellos alumnos que son separados del grupo de "normales" para recibir clases más personales, dado su retraso académico con respecto a la media.
Y continua explicando: No son los peores, los peores son los del grupo de "dificultades severas" (también una palabra técnica concreta). Y como yo entiendo: Restos de tienta.

En otras palabras, tenemos un grupo de 25 alumnos de matemáticas preadolescentes. Coja Ud. a los que sean menos que mediocres, en mi época a los de 3, 5 a 4 y se los lleva a otro aula con mi profesora de natación nutrióloga. Me quedan 19. Coja Ud. a los que son carne de cañón y también se los lleva con otro profesor a otra clase. Me quedan 15. Estos son los "normales", vamos, los que van a clase como todo el mundo. Y estoy siendo generosa. Si aplicase los ratios del famoso informe europeo, me quedan 3!
...

Total que para una clase de 25 alumnos, necesito por asignatura 3 aulas y 3 profesores difentes, con el objetivo de intentar solucionar la ineficiencia del sistema que los ha llevado al fracaso separándolos por castas: casos perdidos, malos y normales... y la pregunta es ¿dónde están los buenos?
- "No hay"
- "¿Perdón?"
- "No hay. Creo que no hay ninguno en el colegio"

Entonces, ¿tengo un sistema fracasado, al que tengo que parchear sin que con ello haya mejorado la situación en años y además con el objetivo de crear "medias" de mediocridad y sin premiar a los buenos?

Es nuestra obligación apoyar a la gente con dificultades, en horario extra, pero separar a los "malos" en apartheid y no darles referentes de lo que es correcto, no me parece más que nazismo puro. Es la eliminación de horizontes, la etiquetación entre el propio grupo,...y los que están en el grupo "resto de tienta" en 3 asignaturas, ¿a qúe pueden aspirar? ¿dónde están los referentes de éxito para ellos?
Por otra parte, ¿se debe dedicar el 66% de los presupuestos a los malos resultados? ¿y los buenos que podrían ser excelentes con un ritmo mayor? ¿O es que es mejor que nadie destaque así somos todos "normales"?

¿No estaría mejor pensar en repartir recursos y dedicar 3 profesores a una misma clase única? 1 profesor y 2 personas de apoyo, ayudando, observando, trabajando con la gente en el aula.

Una clase es un mundo: el listo, el pelota, el malo listo, el bueno tonto, el depresivo, el tímido, el marica, el ligón, el golfo, el que no existe, el genio callado, el mediocre que será presidente, el fracasado que será un buen pintor, la fea reina de belleza, el gordo futuro flaco,...y uno debe enfrentarse a eso, aprender a convivir, a respetar y sobre todo a entender que habrá cosas en las que será bueno, en otras malo y en la mayoría, a aceptar que no será nada destacable.

Pues no, el cambiante sistema Español prefiere grupos de amigos restos de tienta, que se reproduzcan entre ellos si es posible, grupos de "quizás llegues a ser normal" y por fin el objetivo: "ya soy uno más".
Terrible.

Una vez una profesora me dijo que lo que más se aprende en el colegio, no está en los libros, y aunque entonces no lo entendí, ahora le tengo que dar la razón.
Al colegio uno va a educarse en el más amplio sentido de la palabra. El colegio amuebla cabezas, forma gente. Y para ello, hay que convivir con el éxito y también con el fracaso. Hay que comprender y respetar la situación de los otros. Hay que aplaudir al que se esfuerza desde la incapacidad y también al que nació brillante. Y hay que entender que en cualquier momento uno puede ser protagonista de esos roles. Finalmente hay que madurar.
¿Pero como madurar en el paraíso de la mediocridad y la casta para fracasados?

Una vez más, me pongo a currar ya mismo, que me entran escalofríos pensando en no poder pagar la educación NO incluida en el sistema educativo Español de mis hijos...Terrible poder escapar sólo si puedes pagarlo ¿no?

Viva la igualdad de oportunidades! Aquí está la España del progreso.
Cualquier día me vuelvo facha.

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