02 abril 2008

La matrioska de vidas ajenas



Esta mañana Madrid se ha despertado vestida de primavera, puedo ver su lado de golfa, de gran ciudad llena de miserias, pero es primavera.
Conduciendo mi coche hacia el vivero no apto para alérgicos al polen, con la esperanza de llenar mi casa de campo, escuchando a todo volumen a un Sabina no apto para carcas; he recordado lo mucho que disfruto escribiendo y lamento mi incapacidad para hacer lo mismo con la música. Me encantaría ser un trovador, dedicarme solamente a cantar lo que veo todos los días.

¿Deberíamos abandonar todas nuestras ambiciones para dedicarnos a perseguir sólo aquello que nos hace disfrutar? ¿Seriamos más felices conformándonos con la nada de los pequeños placeres y renunciando al "éxito"?
Qué levante la mano el valiente que sea capaz!

Mis días están llenos de las historias de otros. Siendo niña decidí copiar al protagonista indirecto de una historia que lei: Un hombre cuya vida consistía en recibir a gente que tenía algo que contar. Un coleccionista de historias anónimas.
Así me gustaría vivir a mí, sentada en casa, con café siempre preparado para escuchar las historias de los que quieran venir a compartir. Sin nombre. No me importan los nombres, yo sólo tengo la curiosidad insaciable de escuchar historias cotidianas. Mi historia es la historia del que no tiene más historia que la que otros le cuentan.
¿Podemos vivir muchas vidas en una a través de otros? ¿No es eso al fin y al cabo lo que hacemos cuando leemos una novela o disfrutamos una película? ¿Es eso lo que busca el que se droga?
¿Qué es mejor: El onanismo permanente de imaginar nuestra vida o el placer compartido de escuchar la de otros?
Quizás lo que pasa es que soy una vaga que no quiere soñar!

En realidad sueño mi vida pensando que soy como una matrioska llena de vidas ajenas. Y es suficiente.


Buf! Tengo que hacerme mirar esto de las perspectivas quíntuples. En cuanto mi amigo, el de las polvo-vacaciones vuelva, le pido cita con su hermano. Es psiquiatra. El hermano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un placer y un lujo poder compartir historias contigo delante de un café.

Monica dijo...

Mi-tesoro-Teo, tú también eres un poco "matriosko".
Un besito